Desde 1264 aC hasta 1964 dC, dos veces al año, cada 21 de febrero y 21 de octubre, los primeros rayos de sol penetran por la entrada del templo y llegando a 60m de profundidad, iluminan durante 20 minutos las esculturas del Faraón y los dioses Horus y Amon-ra, dejando sin iluminar la de Ptah, que es el dios asociado a la oscuridad.
Gracias a sus conocimientos astronómicos, los arquitectos del Gran Templo de Abu Simbel consiguieron que este milagro solar se repitiera a lo largo del tiempo, coincidiendo con la celebración del nacimiento y la subida al poder del Faraón.
El 1964, los ingenieros de la Unesco consiguieron salvar el conjunto de monumentos Nubis condenados a desaparecer en el fondo del lago Nasser, tras la construcción de la presa de Assuan.
En la operación de rescate intervinieron ingenieros y astrónomos de todo el mundo para conseguir que no se perdiera el sorprendente fenómeno solar al tener que mover el templo unos 200 metros más adentro y unos 60 por encima de su emplazamiento inicial. Fue una gran reconstrucción, pero por más vueltas al tema que le dieron, no pudieron descubrir el secreto con su máxima exactitud: ahora el fenómeno solar se produce un día más tarde de las fechas originales.
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